17 de noviembre de 2010

"Esta es la magia: vivir en problemas y ser feliz"

>> A continuación les cuento la historia de vida de una artista "sin manos" que logró salir adelante y triunfó en lo que le gusta.

María Sánchez tenía dos años y vivía en el Chaco cuando, sin que nadie lo esperara, fue gravemente afectada por una secuela de poliomielitis. La enfermedad le produjo una discapacidad motriz y respiratoria, que la confinó, de por vida, a depender de una silla de ruedas y un pulmotor.


Como tantas otras personas alcanzadas por esta dolencia, se fue a vivir al hospital María Ferrer. Allí pasó toda su lactancia y parte de su niñez. Luego tuvo la posibilidad de estudiar en la Fundación Vivienda, Trabajo y Capacitación del Lisiado (VITRA) en donde, entre otras cosas, se destacó en artes plásticas. Y, dada su condición, se valía de su boca para crear. “Usábamos la boca para mover el lápiz o el pincel. Y eso fue desarrollando la capacidad”, cuenta María, sentada frente a un lienzo en su taller.

Todo comenzó en la escuela secundaria. Por entonces, solía participar de un juego entre dos equipos. La apuesta consistía en disputarse un globo, pegándole con varillas que sostenían con la boca. De esa forma, poco a poco fue adquiriendo la capacidad de pintar sin manos.

María forma parte de la Asociación de Artistas Pintores con la Boca y el Pie de la Argentina. A los 30, mientras tomaba clases de pintura, una persona de esa entidad le ofreció participar de una competencia. El premio era conseguir financiación para sus pinturas.

Pero, de repente, entró en un pozo depresivo. En aquel tiempo, la artista parecía no tolerar nada, ya rechazaba, una y otra vez, todo cuanto la rodeaba. “El rencor… Cuando uno tiene mucho rencor, pasa al odio”, suspira, mientras su mirada se pierde en la memoria. “Le di mis cuadros a una amiga para que se los lleve. Casi pierdo todo. Tuve que estar en lo más oscuro para conocer al amor y a Dios”, recuerda.

María recuperó sus fuerzas y ganó la beca que otorgaba el mencionado concurso. Y ahora es artista exclusiva de la asociación. Sus obras aparecen en almanaques y tarjetas comerciales y, por ello, percibe ganancias económicas que la sustentan. Logró sobresalir en lo que le gustaba y ser independiente.

“Hoy la mirada es totalmente diferente. Esta es la magia: vivir en problemas y ser feliz”, advierte María. Y precisa: “El factor desencadenante de continuar con la pintura fue Dios, porque Él me sacó del estado anímico en el que me encontraba”.

Escrito para "El otro, el mismo" de Clarín

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